YO SOY. MEMORIA DE LAS RAPADAS (Testimonios orales)

Entrevistados: María Burgos, Aurelio Diego Rey, Dolores Navarro, Alfredo Juesas y Pilar Jordà

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María Burgos (M): A nosotros en Altos Hornos nos racionaban la harina. Y fue una tía mía y allí nos esperaba. Tenías que esperarte, y a nosotros, a las chiquillas, decían: «Quédate aquí vigila» porque le poníamos una señal al pan, pero se lo llevaban si podían. Cuando abrían, el horno ibas a ver si sacaban algo tuyo y lo cogías, con que mira esas cosas he vivido.

Y allí mi tía me hizo unas tortitas y las llevó al horno porque entonces tampoco teníamos hornos en casa y la llevó al horno y a la que fue a sacarlas dice: «Faltan dos, me faltan dos». Y dice pues aquí no tienen ninguna más. «Mira Paca, que no tienes ninguna más», y decía aquella: «Ay, ya me las han quitao´».

Una que había allí dice: «Sara, Sara se las ha llevao’» porque estaba aquí esperando, y cuando han salido, salieron dos antes, las cogió y se fue. Y entonces salieron a la calle a buscarla. Empezaron a [buscarla] y se había metido en una puerta y se había comido ya una y media. Había hambre, se había comido una y media y ya no sé cómo se enterarían que a esa sí que la raparon.

Yo no la vi, pero mi tía decía «No, dejarla estar» porque además eran vecinas, vivían un poco más arriba del horno las dos. «Dejarla, dejarla estar».

Entrevistadora (E): ¿Y la raparon por ese motivo o por otro?

M: Por eso motivo. Por motivos así insignificantes. Mis padres me decían: «Tú si van a pasar, te quedas quieta y cuando pasen no sigas, tú te vienes a casa». Es que la llevaban ellos. Las llevaba la Guardia Civil o falangistas.

E: Y entonces, claro, si te ibas también corriendo…

M: También te llamaban.

E: Te tenías que quedar quieto y mirarlo.

M: Si te ibas, te llamaban. Es que ellos querían exhibirlas, que fueran detrás, que fueran viéndolas. Ellos la querían exhibir y claro, seguían en el castigo y si tenías la cabeza agachada la levantaban a los que estaban mirando y querían exhibirlos. Claro, la gente no quería verlo. La gente de aquí no salía a verlas, a verlos cuando pasaban y nada. Al contrario, que te daba pena porque no habían hecho cosas, ninguna cosa mala.

Y si hacían cosas malas, iban a la [cárcel] modelo enseguida. Eso, por supuesto. Y claro, le ponían eso de castigo. Ellos se divertían con eso. Quería que lo vieran y mi padre me decía que eso nos puede pasar a todos: «No vayas», «No hagáis esto». Porque estábamos reprimidas totalmente y aquello, a los críos como yo, porque entonces yo ya tenía nueve o diez años.

Yo siempre había ido y decían: «por ahí llevan a una rapada. Le habían rapado el pelo le habían puesto algún lacito» y yo no, yo tenía por norma no acercarme. Verlas sí, pero de cerca, de cerca no. La verdad es que salían y me iba enseguida. Iban con ellos, a lo mejor detrás se veía gente que iba detrás. Los niños lo que veían, luego lo comentaban: «¿Has visto? Tal y cual».

Entonces no sabíamos la maldad que hacían, pero nuestros padres sí que lo sabían, por eso nos lo explicaban.

Era en la peluquería.

E: ¿En la peluquería?, ¿no era un rapado público en la plaza?

M: No, no, no, no, ellos se la llevaban y luego las sacaban, las paseaban y luego, claro, se ponían un pañuelo mientras les crecía veces el pelo, porque entonces no se llevaba el pelo como ahora lo llevas tú tampoco. Quiero decir, se lo tapaban hasta que les crecía. Vamos todas pequeñas y mayores llevábamos el pelo «larguico».

Una vez éramos, tendríamos 12 o 13 años, íbamos tres amiguitas juntas y nos cogíamos del brazo y veíamos que era el atardecer y a la que llevamos por donde es ahora el ayuntamiento y pasa la Guardia Civil, nosotras veníamos y ellos iban hacia el cuartel. Una de ellas dice [algo] íbamos hablando y nos echamos a reír y dice: «¡Baja! Manuel llévate a esta» Se volvieron y dice que le habíamos dicho a ellos. Nos llevaron al Ayuntamiento y allí nos metieron: «Encerrarlas aquí, que pasen la noche aquí». Y se fueron.

Y el que estaba de policía que estaba allí de guardia, dice: «No os preocupéis que no pasa nada, que no vais a quedaros aquí, voy a llamar. Me han dicho que llame a vuestros padres porque cuando vengan vuestros padres os iréis con ellos». Y aquella a la que había dicho venga a llorar: «¡Ay, mi padre! Ya verás, mi padre me pegará. ¡Ay, mi padre! ¡Ay!», «Cállate!». Aquella otra: «Cállate», le decía. Era la prima, eran dos primas. «Cállate, que tú has tenido la culpa de todo, anda, cállate». Y eso, llamaron a nuestros padres, vino el padre de una de ellas y el mío entonces no había teléfonos ni nada. Mandarían a alguien del Ayuntamiento.

Vinieron. Mi padre decía: “No pasa nada, no pasa nada”, porque el hombre ya se lo explicaría. Le explicaría, me han dicho eso. Pero claro, él tenía que recoger órdenes de la Guardia Civil y yo … nos reíamos de verdad de tanto llorar.

E: Nunca se sabe lo que…

M: Y nosotros éramos más y más…

E: Os podían haber rapado también por aquello.

M: Eso decía ella: «Ay, si nos cortan el pelo». Eso decía ella. Ya, Ese era el temor que teníamos, porque por nada estábamos muy muy retenidos, muy oprimidos.

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Pilar Jordá Peris (P): De las mujeres rapadas mi madre me contaba o la propia rapada nos contaba que en tiempo de postguerra, por tener ideas políticas contrarias al franquismo, las encerraban y las rapaban. En la cárcel las pintaban con azufre y zotal, la cara, las violaban, les hacían de todo. También las sacaban de la cárcel, las subían en un camión a la puerta del Ayuntamiento de Sagunto. Y de la puerta del ayuntamiento a la estación [de tren] de Sagunto. les daban unas escobas de esas grandes y las hacían barrer toda la porquería de esa época, que todo se tiraba en la calle. Cuando se llegaba a la estación, otra vez hacia arriba barriendo toda la porquería que habían barrido hacia abajo, ahora hacia arriba. Cuando llegaban al camión, las subían y los nacionales les hacían decir: «Arriba España» y la Lola decía: «Arriba España y estos tres pelos que me quedan para Azaña».

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Alfredo Juesas (A): Esas mujeres eran todas retenidas a la fuerza, no te creas que las llamaban para hacerles preguntas, no, no. Esas ya estaban marcadas que tenían que ir allí. Y pelarlas, sí. Al lado de casa, cuando yo vivía allí arriba en la Ermita tenía una vecina.

Dolores Navarro (D): La Fina

A: A Fina sí que la cogieron, a quien raparon fue a ella, vamos, a otras mujeres también. Al marido no le dijeron nada. A Fina la vi yo cómo la llevaban a su casa.

Entrevistadora (E): ¿Rapada?

A: Rapada ya.

E: Y después ¿qué llevaba pañuelo o algo?

A: No, si lo más normal era no llevar nada en la cabeza si no ¿qué gracia tendría verla con un pañuelo y pasearla por el Camino Real, por la plaza mayor y todo eso?

E: No, quería decir después cuando ya…

A: Es que después no vivieron mucho tiempo más aquí. Ellos aún se fueron a Francia después.

E: Y ¿por qué la raparon a ella?

D: Porque las cogían

A: Porque ella era una de las personas tontas, ella era en ese caso, como podríamos ser tu o yo, pues porque se puso en la política y en aquella época ya me dirás. Y como se puso en la política esa estaba marcada. Ya estaban todas las mujeres marcadas y a estas las raparon y las pasearon Camino Real arriba. Mujer, bueno eso son las cosas de la vida, si tú vas a una manifestación y vas a primera fila, vas hoy y la semana que viene vuelves a ir, al final te marcan. Claro, pues Fina era, además, un poco revolucionaria.

D: Y Dolores «la del rio». Dolores, no era María.

Hija de Alfredo y Dolores (H): Dolores sí que me suena.

D: Iba Dolores «la del rio», y trajeron muchas en la plaza dando vueltas, pero iban muchas, no te creas que solo iba una.

E: ¿Qué plaza?

D: La plaza mayor. Las llevaron a todas paseando y allí las dejaron un tiempo ahí. Iba ella pobreta yo eso era un poco más mayor y estábamos allí mirando todas cómo las llevaban todas pelas’ y no sé si les daban algo, eso sí que no he llegado yo a ver. Las veíamos, pero yo conocía a esa nada más: Dolores «la del río» y algunas más, pero…

H: No te acuerdas.

A: Pues mujeres también había…

D: Uy, muchísimas.

A: …habían de guerreras.

D: Y cuando iban por el Camino Real que en el periódico también salieron cuando ibais vosotros hasta del puerto trajeron por aquí porque iban amontonadas.

H: Yo creo que con los camiones las paseaban por el puerto y por aquí.

D: Yo por eso por lo que decían a veces. Yo tenía cuatro años cuando la vi, pero el padre tenía más por eso sabe más.

A: Eso es una cosa que no es muy agradable de contarla. Cuando las subieron por el camino real hacia arriba, lo que habéis hecho vosotras, que en la otra época también lo hicieron, ahí yo tenía 6 años.

D: Era como un espectáculo.

A: No, yo cuando las paseaban por ahí tendría unos 7 años y medio u 8. Y ahí íbamos el personal y los niños como si fuéramos tontos de la época de «María Castaña».

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Aurelio Diego Rey (Au): Yo te hablo de cuando yo tenía 6 años, estábamos jugando. Esta mujer era adultera mucho pero no para todos, había uno que era el jefe de ella, el tío «Pelegrinet» y compañía y a raíz que le puso los cuernos a ese home, porque entre ellas se ve que no… la llama al Ajuntamiento la Guardia Civil y la retuvo. Allí en la plaza mismo, Elietes, hermano de Pepe el barbero, Elietes, que también era barbero, le cortó el pelo a rape. La sentó allí y nosotros éramos pequeñitos e íbamos rodando así y un Guardia Civil me dio una patada a mí y a otros niños porque ¿qué sabíamos nosotros que era aquello? La Fona.

José Sevillá, Asociación Memoria histórica «El Molí», Quartell (J): ¿El apellido no?

Au: María «la Fona». Emilio Labau era hermana de él.

J: ¿Emilio Labau era hermana de él? Pues sería María Labau.

Au: El pelo de esta mujer era largo lo cogía así.

Entrevistadora (E): Y ¿eran máquinas de estas de esquilar?

Au: Sí, sí, de esas pequeñas pero de esas así. Ahora, me acuerdo como le cortaron el pelo como si fuera ahora, llevaba media cabeza pelada y nosotros ni nos enterábamos de la vida. ¿Estaban cortándole el pelo allí? Pues estaban cortándole el pelo allí.

E: En el centro de…

Au: En el centro de la plaza. Allí la dejaron como una rapada y eso, los mayores lo saben todos. Me acuerdo yo como si fuera ahora. «Van a cortarle el pelo a una mujer», «¡Che!», como si fuera una fiesta todos a la plaza, todos a mirar pero con cuidado ¿eh? Que personal mayor había que yo me acuerdo… pero con cuidado apartados y nosotros jugábamos y rodábamos a esta mujer.

J: ¿Había mucha gente en la plaza?

Au: Mirando solo, pero venir allí poco. No, no. Estaba la guardia Civil entonces.